San Agustín, convertido por Gracia de Cristo

Nada de comilonas y borracheras; nada de lujuria y libertinaje; nada de rivalidades y envidias. Por el contrario, revístanse de Jesucristo, el Señor, y no fomenten sus desordenados apetitos (Rm 13, 13)

[...] ¿Qué es lo que primero y principalmente manda Dios sino que creamos en Él? Por tanto, eso nos lo da Él, si justamente decimos: «Da lo que mandas». Además, narrando mi conversión, obra de Dios, a esta fe que con miserable y furiosa locuacidad combatía, ¿no recuerdan ustedes que manifesté bien claramente que lo que evitó mi perdición fueron las ardientes súplicas y las fieles y cotidianas lágrimas de mi buena madre? Con lo cual a la faz del mundo prediqué y expuse que Dios por su gracia gratuita convierte no solo las voluntades de los hombres apartados de la sana fe, sino también aquellas contrarias y rebeldes a la misma. Saben bien y pueden comprobar, si les gusta, cómo y cuánto ruego a nuestro Señor me conceda la perseverancia (El don de la perseverancia 20, 50 y 53).

Monseñor Edinson Farfán, obispo agustino de Chuquibambilla, nos presenta a Agustín convertido a Cristo e inquieto por seguirLe en comunidad: después de experimentar lo que es buscar sin encontrar, habiendo sido encontrado por Dios, pasó de ser buscador a entenderse como buscado y amado. En las obras agustinas podemos encontrar muchas reflexiones, muy actuales, para guiar al hombre de hoy hacia su interior, y desde ahí, a Dios, para que pida y reciba el don de creer en Él y la experiencia de encontrarlo entre los hermanos, en la Iglesia, practicando el servicio.

San Agustín, convertido por Gracia de Cristo – Mons. Edinson Farfán OSA

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