Podríamos decir que san Agustín vivió siempre en entornos educativos: primero como alumno, en la escuela del litterator, del grammaticus, y del rhetor; luego como profesor, alcanzando una carrera brillante; a continuación, después de su conversión, como guía de comunidades monásticas, estilo de vida que implicaba alcanzar la ciencia humana adecuada para preparar el alma y así acceder a la sabiduría divina por medio del estudio de la Biblia; y, finalmente, hasta el último de sus días, como obispo, predicando y catequizando al pueblo, además de atender a cuestiones pedagógicas dentro y fuera del ámbito pastoral. Así, san Agustín alcanzó un gran conocimiento y experiencia sobre temas educativos y pedagógicos. Fray Jesús Madrid, sacerdote agustino, nos comparte esa teoría y práctica agustiniana acerca de la interrelación entre quien enseña y quien aprende, siendo todos condiscípulos en la escuela del Maestro Interior.