RETIRO PRESENCIAL PENTECOSTÉS: PLENITUD DE LA PASCUA DE CRISTO

Del 27 al 29 de mayo, vivimos nuestra segunda experiencia comunitaria de búsqueda de Dios, en la Casa de Retiro San Agustín. Esta vez, reflexionamos y tomamos consciencia de la promesa y envío del Espíritu Santo, de su acción en nosotros y de cómo ser dóciles a sus inspiraciones

Una acción en nosotros que sostiene la búsqueda de Dios

Siguiendo el ritmo de nuestra liturgia, esta vez organizamos y vivimos, junto con 25 participantes, un retiro para revisar nuestra historia, mirar dentro de nosotros y reconocer al Espíritu Santo, Amor de Dios, como don divino que nos hace hijos en el Hijo y que nos impulsa a la misión.

 

Nuestro segundo retiro presencial del año estuvo pensado como preparación para la solemnidad de Pentecostés. El Espíritu es el mayor regalo del Cristo Pascual, es Aquel que nos hace caminar hacia la plenitud de la comunión con Dios, progresando, justamente, en el seguimiento de Cristo.  San Agustín, en sus sermones, insiste en la condición del cristiano, como portador de un don inmerecido —el Espíritu Santo— que requiere nuestra respuesta activa desde el comienzo: preparando un corazón humilde para recibirLo, deseando y pidiéndoLo en oración, acogiéndoLo en nuestro interior y dejando que venza nuestro espíritu

 

Alabanzas, celebraciones, crecimiento personal y predicaciones

Para que la Palabra inspire nueva vida, como hizo en los santos agustinos, contamos con varias actividades. Fr. Paulo Saavedra OSA estuvo a cargo de las predicaciones, espacios personales de acompañamiento, Reconciliación, y celebraciones. Freddy Mori nos acompañó en los espacios de alabanza y animación. Y para que cada participante cuente con momentos de reflexión personal, se propuso un camino de crecimiento, desde el interior hasta el exterior, como por capas, para asumir compromisos: desde la renovación de la relación con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo —Trinidad, que es Amor y Comunión, origen y meta común, y fuente de toda otra relación— renovar también nuestras relaciones con nosotros mismos, con los demás, con santa María y con la creación. Buscamos así un crecimiento integral que alcance profundidad, para conocernos y conocer a Dios.

 

Como en nuestro anterior retiro, nos alojó la casa de retiro San Agustín, en Villa el Salvador, con sus amplios espacios y su esmerada atención. Fr. Hernanis Díaz OSA nos apoyó en los momentos de Reconciliación. Carlos Loayza y Giancarlo Bellina completaron el equipo.

 

Después de cada retiro, queda siempre el compromiso de orar unos por otros, con agradecimiento por lo vivido, pero también con la intención de hacer vida lo aprendido. Sellados por el Espíritu, el horizonte humano de la muerte es redimensionado por el nuevo horizonte de la vida con Dios. Pero, lo sabemos, se trata de una nueva vida que implica una misión aquí en la tierra. Oramos por cada participante, para que la Gracia recibida dé fruto en sus vidas, para que sus corazones vivan inquietos y agradecidos por el Amor de Dios derramado en ellos, y para que combatan y perseveren cada día. ¡¡Bendiciones!!

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