31 de julio – Domingo 18.º del Tiempo Ordinario Lc 12, 13-21
(San Agustín, Sermón 265,11).
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 13-21)
En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?».
Y les dijo: «Miren: cuídense de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran
cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde
almacenar la cosecha”. Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”. Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.
Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».
Palabra del Señor,
Gloria a ti, Señor Jesús