23 de octubre – Domingo 30.º del Tiempo Ordinario (Ciclo C)

Este publicano tenía el corazón arrepentido; y el Señor está cerca de los que tienen un corazón arrepentido… No se atrevía a levantar sus ojos al cielo, examina su conciencia, se mantiene lejos, y es justificado más que el fariseo (San Agustín, Comentario al Salmo 31, II, 11)

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18, 9-14):

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:

«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.

El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.

Les aseguro que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor, 

Gloria a ti, Señor Jesús