16 de octubre – Domingo 29.º del Tiempo Ordinario (Ciclo C)

Creamos para poder orar. Y oremos, para que no decaiga la fe mediante la cual oramos. De la fe fluye la oración; y la oración que fluye suplica firmeza para la misma fe (San Agustín, Sermón 115, 1)

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18, 1-8):

En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.

«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. 

En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle: “Hazme justicia frente a mi adversario”.

Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: “Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».

Y el Señor añadió: «Fíjense en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Les aseguro que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

Palabra del Señor, 

Gloria a ti, Señor Jesús