13 de noviembre – Domingo 33.º del Tiempo Ordinario (Ciclo C)

La tolerancia es necesaria en este mundo tanto para los pobres como para los ricos, para los sanos como para los enfermos, para los prisioneros como para los libres, para los extranjeros como para los que viven en su propia patria. Es necesaria la tolerancia porque todos somos peregrinos en este mundo (San Agustín, Sermón 359A, 6)

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21, 5-19):

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que ustedes contemplan, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».

Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».

Él dijo: «Miren ustedes que nadie les engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayan tras ellos.

Cuando oigan noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».

Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.

Pero antes de todo eso, a ustedes se les echará mano, se les perseguirá, serán entregados a las sinagogas y a las cárceles, y comparecerán ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto les servirá de ocasión para dar testimonio.

Por ello, métanse bien en la cabeza que no tienen que preparar su defensa, porque yo les daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir a ningún adversario.

Y hasta sus padres, y parientes, y hermanos, y amigos les entregarán, y matarán a algunos de ustedes, y serán odiados por todos a causa de mi nombre.

Pero ni un cabello de su cabeza perecerá; con su perseverancia salvarán sus almas».

Palabra del Señor, 

Gloria a ti, Señor Jesús