11 de diciembre – III Domingo de Adviento (Ciclo A)

"Como los discípulos de Juan estimaban tanto a su maestro, oían su testimonio sobre Cristo y se quedaban maravillados; de ahí que, antes de morir, Juan quiso que Cristo los confirmara"
(San Agustín, Sermón 66, 2-5)

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11, 2-11)

¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos:

—«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».

Jesús les respondió:

—«Vayan y anuncien a Juan lo que están viendo y oyendo:

los ciegos ven, y los inválidos andan;

los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen;

los muertos resucitan,

y a los pobres se les anuncia el Evangelio.

¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!».

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:

—«¿Qué salieron ustedes a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fueron ustedes a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salieron?, ¿a ver a un profeta?

Sí, se los digo, y más que profeta; él es de quien está escrito:

“Yo envío mi mensajero delante de ti,

para que prepare el camino ante ti.”

Les aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».

Palabra del Señor,

Gloria a ti, Señor Jesús